La Ley de Concertación Tributaria (LCT) aprobada en diciembre de 2012 buscó más ingresos tributarios con el impuesto sobre la renta del capital y sobre las ganancias y pérdidas de capital en 2013, pero sus fines recaudatorios serán visibles a partir de 2016 con la eliminación de las exenciones y exoneraciones del pago del Impuesto de Valor Agregado (IVA) excepto sobre los 53 productos de la canasta de consumo básico, cuya tasa actual de 0% se elevaría 5 puntos porcentuales anuales hasta 15% en 2018. Sin embargo, estos mayores ingresos tributarios se verán contrarrestados con la reducción anual de 1 punto porcentual de la tasa del Impuesto sobre la Renta (IR) para las empresas desde 30% en 2006 hasta 25% en 2020.
El apreciado colega Adolfo Acevedo manifestó recientemente que al 17 de febrero recién pasado el gobierno se ha visto obligado a sacar 3 mil 173 millones de córdobas del BCN porque la meta de recaudación de impuestos no se logró y esto ha creado un hueco financiero para financiar el gasto gubernamental, y que ese desembolso gubernamental no fue compensado con los depósitos de los bancos privados en el BCN por lo cual se redujo el saldo de las reservas internacionales netas ajustadas (RINA).
Las causas principales que provocaron la expansión monetaria de 3 mil 173 millones de córdobas desde las cuentas del gobierno en el BCN fueron dos: una es el uso de la cooperación oficial en divisas liquidas atadas a programas y proyectos del sector público, es decir, un monto de 1 mil 677 millones de córdobas para que el sector público pueda ejecutar los proyectos que son financiados con recursos externos, y si las instituciones públicas no retiraran esos fondos provocarían no sólo la sub ejecución de los proyectos públicos sino también la paralización de los futuros desembolsos de los préstamos externos destinados al presupuesto nacional; otra es que el BCN redimió (pagó) más de lo que logró colocar, es decir, una redención neta de 748 millones de córdobas en Títulos Especiales de Inversión (TEI), los cuales son registrados como depósitos a plazo del sector público en el balance monetario de la autoridad monetaria. Adicionalmente, el sector público retiró 747 millones de córdobas de sus depósitos en moneda nacional, después de haberlos incrementado en 831 millones de córdobas en enero de este año. Por lo tanto, no fue el “pobre desempeño” de las recaudaciones de impuestos, tal como lo dijera Adolfo Acevedo, lo que ocasionó el retiro de fondos gubernamentales de las arcas del BCN.
Es por eso que considero como una alarma prematura el señalamiento del menor crecimiento de los impuestos que recauda el gobierno central como la causa clave de uso de fondos gubernamentales que están depositados en el BCN. El monto total de los impuestos recaudados por el gobierno central en 2013 fue menor que el esperado debido a otras dos causas: una fue que la tasa de crecimiento de la producción de bienes y servicios fue menor que la programada, ya que la estimo (el BCN aún no la ha anunciado ni publicado) en 4.5%, pero las fuentes oficiales decían que crecíamos a un ritmo de 5% en el cuarto trimestre del año pasado; otra fue que la tasa de inflación acumulada anual fue menor que la programada, ya que el BCN anunció y publicó la inflación de precios al consumidor fue 5.5%, pero la había programado en 7.0%. Es por eso que la tasa de crecimiento de la recaudación de impuestos la estimo en 10% en 2013, que es el resultado de la suma de la tasa de crecimiento económico, 4.5%, y dela tasa de inflación acumulada anual, 5.5%.
Mi amigo y colega Adolfo Acevedo, con quien he compartido varios momentos de reflexiones sobre políticas económicas de nuestro país desde la década de los ochenta del siglo pasado, conoce muy bien que en los últimos años la tasa de inflación no ha sido un problema económico en nuestro país (y en el mundo), pero sí lo es la alta tasa de subutilización laboral y la informalidad de nuestro mercado laboral que explica en gran forma la baja productividad de nuestra economía. Si la inflación fuese un problema habría un desorden monetario provocado por una indisciplina fiscal y el déficit del presupuesto nacional no sería cercano a 0% del PIB, pero ese no es el caso de la economía nicaragüense.
Sin embargo, el presidente del BCN, el colega y también amigo Ovidio Reyes, se ufana por el logro de un presupuesto “equilibrado”, es decir, de un presupuesto nacional con un déficit igual a 0% del PIB –en 2012 fue de 0.7% del PIB-. ¿Por qué no aspiramos a tener un déficit razonable de 2% o 3% del PIB, si Nicaragua es un país de ingreso medio bajo y pobre, con el 40% de su población golpeada por la pobreza? El BCN siempre se ha atrincherado en esta lucha histórica contra un mayor déficit fiscal, mejor dicho contra el Ministerio de Hacienda y Crédito Público (MHCP).
Al político no le interesa esa condicionalidad macroeconómica de un déficit fiscal de 0% del PIB, porque hay necesidades sociales de la población que se deben subsanar y, por eso, el político se lleva los depósitos que el gobierno central tiene en el BCN. Este juego se ha vuelto ahora un escándalo, a sabiendas que los desembolsos que ha realizado el gobierno en esta ocasión no han servido para financiar una indisciplina fiscal. Si esto último hubiese ocurrido y las reservas internacionales cayeran, cabría esperar una mayor inflación, pero ahora con la inflación controlada y con el crecimiento desacelerado de la producción de bienes y servicios, la alarma que hoy observo es prematura e innecesaria. En el peor de los casos, si el gobierno usara sus depósitos sin respaldo de las reservas internacionales, el BCN tendría que subastar más Letras Estandarizadas con el ánimo de satisfacer la condicionalidad macroeconómica del técnico al frente del BCN y, por supuesto, del Fondo Monetario Internacional (FMI), para mantener la estabilidad del tipo de cambio y una inflación baja y estable.
Por otro lado, las reservas internacionales netas ajustadas (RINA) habían caído 41 millones de dólares entre el 31 de diciembre del año pasado y el 17 de febrero de este año, sencillamente porque el sector público retiró 79 millones de dólares de sus depósitos en el BCN en concepto de préstamos externos de divisas líquidas atadas a sus programas y proyectos, pero las RINA no cayeron porque el monto de los depósitos de los bancos privados en el BCN fue menor que el monto de los retiros de las cuentas gubernamentales en el BCN, tal como argumentara el colega Acevedo. Cabe agregar que las reservas internacionales no solo en términos brutos sino también en términos netos ajustados han estado cayendo porque Nicaragua ya no recibe cooperación externa en divisas liquidas de libre disponibilidad para apoyo de las reservas del BCN y para apoyo del presupuesto gubernamental, porque el gobierno no suscribió el quinto programa económico con el FMI.
También cabe señalar que las reservas internacionales brutas están sujetas al vaivén del comportamiento del sobre encaje en moneda extranjera que los banqueros llevan al BCN. Al 31 de enero recién pasado, esas reservas internacionales habían aumentado 32 millones de dólares hasta 2 mil 25 millones de dólares debido al aumento de 57 millones de dólares del saldo de los depósitos de encaje en dólares; sin embargo, ese aumento de 57 millones de dólares había disminuido al nivel de 23 millones de dólares, reduciéndose el sobre encaje de 116 millones de dólares el 31 de enero a 83 millones de dólares el 17 de febrero de este año. Por algo se dice que el Mercado es sabio, pero esa mano invisible debe estar siempre acompañada de la mano visible del Estado.