Parece que el Consejo Directivo del Banco Central de Nicaragua (BCN) desconoce que en tiempos de crisis política, las política económicas no tienen los efectos esperados para resolver problemas económicos y financieros, y continúa cometiendo errores en forma consecutiva al haber declarado el presidente del BCN el 21 de agosto de 2018 que “estamos emitiendo los Títulos de Inversión (TIN) para depósitos mayores a 10 mil dólares, es decir, aquel depositante que retire plata de un banco privado la puede depositar aquí en el Banco Central, si eso es lo que quiere. … Es una opción de la persona que no se sienta segura en un banco y se quiera sentir más segura con títulos del Banco Central”.
La fuga de depósitos es producto de la desconfianza que existe en todos los agentes económicos, un efecto muy grave de la crisis política actual. No es una desconfianza en los bancos, sino una desconfianza general de los consumidores, productores e inversionistas en todos los ámbitos económicos, financieros y sociales. Por lo tanto, eliminar esa desconfianza generalizada requiere una respuesta política, no económica.
Pero el craso error de Ovidio Reyes fue haber anunciado que esos Títulos de Inversión, que se emitirán para depósitos mayores a 10 mil dólares tendrían tasas de interés para córdobas con mantenimiento de valor desde 4.5% a un mes hasta 8.0% a un año.
¿Quién sería el inversionista, quién sería la persona natural o la persona jurídica no financiera, que entregaría dólares al BCN para recibir córdobas con mantenimiento de valor cuando venciera el plazo del Título de Inversión? Nadie.
El 24 de agosto, tres días después, el BCN publicó en su página web que emitirá Títulos de Inversión en dólares con tasa de interés desde 3% a 1 mes hasta 6.50% a 1 año. Se avizora, pues, una guerra de tasa de interés hacia el alza, en un momento de recesión económica nacional que técnicamente se confirmará al concluir el mes de septiembre próximo, y esto exige la baja de las tasas de rendimientos del BCN. Esa baja no ocurrirá porque la crisis política ha elevado el índice de riesgo-país de Nicaragua.
La decisión del BCN de establecer las tasas de rendimiento de los Títulos de Inversión a 1 año plazo en casi 3 puntos porcentuales por arriba de la tasa de las Letras pagaderas en córdobas con mantenimiento de valor al mismo plazo, y en casi 1 punto porcentual la tasa de rendimiento de los Títulos de Inversión en dólares en 1 año plazo con respecto a la de los depósitos al mismo plazo en el sistema bancario, podría promover la fuga de los depósitos en ambas monedas de la banca y forzaría a las entidades financieras a subir sus actuales tasas pasivas y activas. La recuperación económica sería más cara.
Otra resolución del Consejo Directivo del BCN, publicada en La Gaceta el 24 de agosto de este año, provocó otro revuelo nacional.
Los cuatro miembros de dicho Consejo aprobaron la reforma del acápite d del Artículo 5 Operaciones de Cambio del BCN de las Normas Financieras del Banco Central de Nicaragua del 9 de agosto de 2018, que dice: Para la venta de USD, EUR u otras monedas extranjeras libremente convertibles, la tarifa que el Banco cobrará será definida, conforme ley, por el Presidente del BCN en un porcentaje superior al tipo de cambio oficial de la fecha valor, para lo cual éste deberá emitir las disposiciones administrativas respectivas (el subrayado es nuestro).
El acápite d del Artículo 5 Operaciones de Cambio del BCN de las Normas Financieras del Banco Central de Nicaragua aprobadas el 11 de julio de 2007 decía: Para la venta de USD por córdobas, el precio que el BCN cobrará será un uno por ciento (1%) superior al Tipo de Cambio Oficial fijado para la fecha valor correspondiente. Para el cálculo se deberán utilizar seis (6) decimales.
Once años después, el 24 de agosto de 2018, con el grave problema económico y financiero de la fuga de los depósitos en moneda extranjera observada desde 12 de abril recién pasado, el presidente del BCN, en este caso Ovidio Reyes, borró con esa reforma el 1% de comisión de venta del dólar a las entidades financieras y se adjudicó la discrecionalidad de fijar el porcentaje sobre el tipo de cambio oficial para vender la divisa estadounidense a los dos clientes del BCN, el sistema financiero nacional y el sector público no financiero. Imagino que esa discrecionalidad será la misma para esos dos clientes.
Esa decisión obedece al hecho de que la pérdida de reservas internacionales administradas por el BCN es causada por la venta de divisas del BCN al sistema bancario comercial que tiene que enfrentar la fuga de los depósitos en dólares del público no bancario. Esto pone en riesgo la estabilidad macroeconómica, porque el saldo de esas reservas no es infinito, las ventas de dólares tienen un límite, y el saldo de la reservas brutas no pertenece al BCN.
Del saldo de las reservas internacionales brutas en el BCN, debe preservarse el 37% que pertenece al sector privado, principalmente al público no bancario en conceptos de encaje efectivo y fondo de garantía para los depósitos en moneda extranjera, y en concepto de Letras pagaderas en dólares emitidas por el BCN; adicionalmente, debe mantenerse el 5% del saldo de esas reservas porque corresponden a los préstamos del Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Centroamericano de Integración Económica (BCIE) destinados al fortalecimiento de la posición de las reservas internacionales del país.
Por consiguiente, el BCN con las reservas internacionales netas ajustadas (RINAs) tiene que atender la compra de divisas de las entidades bancarias ahora incrementadas por la fuga de depósitos, el componente importado de los proyectos y programas del sector público financiados por la cooperación oficial y el pago de la deuda pública externa. El saldo de las RINAs en el BCN es US$1,417.4 millones al 28 de agosto del año en curso.
El 27 de agosto el BCN tuvo que confirmar en dos notas de prensa que se mantenía inalterada la tarifa de 1% por comisión por venta de divisas realizada por la autoridad monetaria, que todas las tarifas bancarias serán establecidas por el presidente del BCN y que se mantenía la política del tipo de cambio reptante con un deslizamiento anual de 5% que es dictada por el Consejo Directivo del BCN. ¿Por qué Ovidio Reyes tuvo que aclarar esas tres cosas? De entrada, el impacto de la resolución publicada en La Gaceta fue la caída de US$22 millones del saldo de los depósitos en moneda extranjera en ese mismo día.
El presidente del BCN, con la reforma, había obviado publicar la nueva tarifa, lo cual suscitó la sospecha de que ese porcentaje sería inestable al reconocer implícitamente que la fuga de los depósitos en dólares se mantiene, aunque ha desacelerado. Cualquier tarifa por arriba del 1% significaría, sin duda alguna, un aumento del precio de compra de la divisa de las entidades financieras en el BCN, y ese aumento sería trasladado al tipo de cambio para la venta de la divisa en el mercado financiero, es decir, el público no bancario tendría que pagar una mayor cantidad de córdobas por un dólar. Fue correcta la apreciación de la población que el córdoba se devaluaría, pero esto se observaría directamente en el mercado financiero e indirectamente en el mercado negro, sin afectarse el mercado oficial porque se mantiene el deslizamiento anual de 5% del tipo de cambio oficial.
Consecuencia de lo anterior sería la ampliación de la brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio para la venta del dólar en el mercado financiero, también la brecha con el mercado negro, el alza de los costos de producción de bienes y servicios y de la tasa de inflación de los precios al consumidor, y por tanto el deterioro del poder adquisitivo de los ingresos de la población.
Se elevarían los riesgos económicos y financieros por la presencia de tipos de cambio múltiples, que ahuyenta a la inversión extranjera directa, y por el desequilibrio de los precios relativos, sencillamente porque sólo una persona determina, con discrecionalidad exclusiva, la brecha entre el tipo de cambio oficial y el tipo de cambio de venta del dólar no sólo en el Banco Central sino también en el mercado financiero.
La Resolución CD-BCN-XXXV-1-18 publicada en La Gaceta continúa sin ninguna modificación después de las dos aclaraciones que hiciera Ovidio Reyes, y mientras no se derogue se mantendrá la incertidumbre cambiaria.