Deflación “importada” e inflación subyacente acelerada en enero 2024

17 02 2024

Tras observar una desaceleración continua de seis meses desde julio de 2023, la tasa de inflación anualizada del Índice de Precios al Consumidor General (IPCG) se elevó de 5.60% en diciembre de 2023 a 5.79% en enero de 2024, mientras que entre los mismos meses y en el mismo orden, la tasa de inflación interanual del Índice de Precios al Consumidor Subyacente (IPCS), que excluye los precios volátiles de los combustibles y los alimentos, se “enfrió” muy poco y continúa siendo moderada al disminuir 1 centésima porcentual desde 6.32% hasta 6.31%, frente al 12.16% en su punto máximo en octubre de 2022, de acuerdo con datos publicados por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE).

Tanto la inflación general como la inflación subyacente del consumidor son altas al estar por encima de la tasa de inflación natural de la economía nicaragüense, que la ubico en el rango de [4.0%, 4.5%]. Además, la tasa de inflación “importada” anualizada, que es igual a la brecha entre la tasa de inflación general, 5.79%, y la tasa de inflación subyacente, 6.31%, es negativa, -0.52%.

En otras palabras, en enero de este año se registró una deflación “importada”, mientras que la tasa de inflación subyacente, que es el objetivo de inflación del Banco Central de Nicaragua (BCN), aumentó y enfrenta el riesgo de que se altere por un aumento propuesto de dos dígitos porcentuales del salario mínimo, que podría repercutir en posibles ajustes  de las escalas salariales del empleo formal de la economía, cuyo poder de compra promedio mensual se ha deteriorado 19.65% durante el período enero 2018-noviembre 2023, de acuerdo con datos del Ministerio del Trabajo y del INIDE.

Todavía no es el momento de anunciar victoria sobre la inflación, porque antes se debe asegurar que la presión inflacionaria no se acelerará. Sin embargo, persisten riesgos de “shocks de oferta” debido a posibles interrupciones del transporte marítimo por la sequía en el Canal de Panamá y el conflicto militar en el Mar Rojo, las cuales podrían provocar “cuellos de botella” en la cadena de suministro.

Los datos inflacionarios interanuales del INIDE indican que los mayores aumentos de precios al consumidor en enero recién pasado se reflejaron en las Bebidas alcohólicas y tabaco, 12.07%; Restaurantes y hoteles, 9.80%; Bienes y servicios diversos, 7.70%; y Alimentos y bebidas no alcohólicas, 6,76%.

En cambio, excluyendo Restaurantes y Hoteles, las menores presiones inflacionarias anualizadas se observan en el sector servicios. Salud, 3.10%; Educación, 4.81%; Recreación y cultura, 4.04%; Transporte, 1,89%; y Comunicaciones, 0.93%.

Además, del Informe sobre el mercado laboral de diciembre de 2023 elaborado por el INIDE, se puede desprender que dicho mercado es fuerte y su solidez no requiere estimular el empleo (?). La tasa de desempleo abierto es 2.5% de la población económicamente activa (PEA) y la tasa bruta de ocupación es 66.9% de la población edad de trabajar (PET), pero la tasa de inactividad es 31.4% de la PET. Tampoco olvidemos que la tasa de subempleo es 40.3% de la población ocupada.

Sin embargo, la demanda de bienes y servicios finales está sólida ¿Por qué? En 2023, el flujo de remesas totalizó US$4,660.1 millones, equivalentes al 27% del Producto Interno Bruto (PIB), pero la inflación se mide en córdobas. Siempre mantengo mi opinión de que el ajuste de la demanda interna o de los gastos de consumo e inversión de Nicaragua ya estaba realizado desde hace tres años.


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