La escasez de oferta se impuso frente a una mayor contracción monetaria en Nicaragua Trinchera de la Noticia entrevista al economista Néstor Avendaño

30 01 2022

Pregunta: La aceleración de la inflación de Nicaragua de 2.9% en 2020 a 7.2% en 2021, ¿fue causada por una demanda excesiva de los consumidores? 

Respuesta: Un año después de haber aparecido la pandemia del Covid-19, cuando la economía de Nicaragua se ha recuperado al crecer entre 7.5% y 9.5%, según estimación preliminar del Banco Central de Nicaragua (BCN), la inflación de 7.2% no es el resultado de una excesiva demanda de bienes de parte de los consumidores y los inversionistas, sino de la escasez de la oferta de bienes intermedios, o materias primas, y de bienes finales, de consumo o de inversión, en todos los países, principalmente en los de economía avanzada y emergente. Esa escasez de oferta también se reflejó en el país con el hecho de que el producto interno bruto (PIB) real de Nicaragua se desplomó 8.8% en el trienio 2018-2020, de acuerdo con cifras del BCN.             

P: ¿Por qué se dio esa escasez de oferta mundial?

R: En 2021 fue más difícil reactivar la oferta que la demanda, porque aparecieron múltiples cuellos de botella en la cadena de suministro -por ejemplo, con el cierre de empresas en economías avanzadas y emergentes, la cuarentena de los buques de carga frente a los puertos, la escasez de contenedores y camiones de carga, la falta de choferes, y las rutas de envío sobrecargadas-, que hicieron estallar la inflación.

P: ¿Y por qué no se dio una excesiva demanda en Nicaragua?

R: La causa principal fue el deterioro de 14% del poder adquisitivo de los consumidores, al observarse una caída continua del salario real mensual (descontando la inflación) del sector formal desde enero de 2019 hasta noviembre de 2021, con base en datos del Ministerio del Trabajo (MITRAB) y del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE). Además, el Covid-19 trastocó rápidamente el gasto de los consumidores debido al temor de la población al contagio, que redujo la demanda de servicios y aumentó la demanda de bienes, lo que generó más cuellos de botella en la cadena de suministro de bienes y se elevaron más los pecios. Además, el ingreso de las remesas observado en 2021, que rompió la barrera de los dos millardos de dólares en 2021 y financió alrededor del 17% del gasto total de consumo de los hogares, hizo chocar una demanda de bienes creciente contra una oferta cada vez más escasa.

P: ¿Puede la política monetaria reducir la inflación provocada por la escasez oferta?

R: El BCN, la autoridad monetaria del país, no puede hacer nada para contrarrestar la inflación resultante de una oferta escasa. El BCN puede disminuir y estabilizar la inflación que es impulsada por la demanda, a través de la reducción del saldo de la emisión de dinero mediante la colocación de Letras con plazo de 1 día, único instrumento activo para regular la liquidez en la actualidad. La inflación interanual en 2021 se aceleró a partir de agosto hasta alcanzar el nivel de 7.2% en diciembre recién pasado, y el BCN simplemente la aceptó. Hizo lo mejor: no hizo nada. Sin embargo, si la inflación hubiese alcanzado un nivel mucho más alto, el BCN podría haber reducido la demanda creciente en toda la economía para moderar la escasez de oferta en una parte de la economía.

P: ¿Por qué la inflación subió y el desempleo permaneció alto? ¿No debió haber aumentado significativamente el nivel de empleo al haberse sobrecalentado la economía con una alta inflación?

R:  Veamos primero el comportamiento del desempleo del sector formal de la economía. De acuerdo con las estadísticas del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), el número promedio anual de puestos de trabajo del sector formal se redujo de 914,196 en 2017 a 714,465 en 2020. Por lo tanto, en ese trienio se destruyeron 199,731 puestos de trabajo, pero en 2021, dada la recuperación económica del país, estos puestos de trabajo aumentaron en 40,157 hasta 754,622. Con estos resultados, podemos afirmar que aún no se han restablecido 159,574 puestos de trabajo formal que fueron destruidos en el período 2018-2020, a lo cual se agrega, según mi cálculo, gran parte del aumento de 528,600 personas de la población económicamente activa que han entrado por primera vez al mercado laboral a buscar empleo desde 2018.

En 2021, la tasa de inactividad laboral se elevó hasta el 33.5% de la población en edad de trabajar, según el INIDE, y la inflación se aceleró. Si la política monetaria hubiese desacelerado la inflación de 2021 con una mayor colocación de Letras emitidas en córdobas, el BCN también hubiera desacelerado la tasa de crecimiento económico y aumentado más el desempleo y el subempleo acumulado en el trienio 2018-2020. El BCN, en esta ocasión, no podía frenar ni desacelerar los aumentos de los precios al consumidor porque su política monetaria no ha sido expansiva, y porque la inflación ha sido espoleada por su componente importado, es decir, por los altos precios internacionales de los combustibles y de los alimentos, que son muy volátiles.

P: En este escenario económico, ¿cuál sería su recomendación para aliviar el problema inflacionario? 

R: La elevada tasa de inflación actual también está influenciada por el “efecto base” o “efecto rebote”, porque la tasa de inflación de 2020, año en que nos afectó la pandemia del Covid-19, tuvo un nivel bajo al ser igual a 2.9%.

Creo que el BCN tiene que apoyar la recuperación de la economía, sin intervenir en el mercado debido a que no es una recuperación normal, que no necesita estímulos de la política monetaria para mantenerse. Si el BCN intensificara su política monetaria contractiva para frenar la inflación en 2022, destruiría más empleos y desaceleraría más la tasa de crecimiento económico al preverse que en este año el PIB real tenderá a crecer menos que en 2021. Este panorama económico no le conviene al país.

El índice de precios al consumidor (IPC) y el PIB real tenderán a normalizarse en este año, lo que significa que podemos esperar la desaparición del “efecto base” probablemente en el segundo semestre de 2022, pero la curva de contagio de la variante actual del Covid-19, Ómicron, tiene que ser aplacada con la esperanza de que las siguientes variantes reflejen una degradación progresiva del coronavirus.

El Covid-19 entró a Nicaragua en un momento en que la economía del país se encontraba en una caída libre debido a (i) un problema no económico, la crisis política de abril de 2018, que contrajo la economía y desaceleró la inflación; (ii) la reforma de la Ley de Concertación Tributaria en febrero de 2020, que redujo el gasto púbico como porcentaje del PIB y aceleró la inflación al subir tasas tributarias y eliminar exoneraciones del impuesto al valor agregado (IVA) a las actividades agropecuarias; y (iii) el Covid-19, otro problema no económico, y la economía nicaragüense continuó cayendo. Por estas razones, reiteramos que la aceleración de la tasa de inflación en el mercado local es un resultado de la escasez de oferta, ahora enfrentada a una creciente demanda.      





Seminario de Actualización Empresarial «El Índice de Riesgo-País de Nicaragua 2022»

27 01 2022




Factores externos aceleraron la inflación en 2021

23 01 2022

Consultores Para el Desarrollo Empresarial (COPADES), empresa de consultoría económica que dirijo, pronosticó desde mediado del año pasado que la tasa de inflación de los precios al consumidor de 2021 alcanzaría el nivel de 6.2%, muy cercana a la del dato oficial de 7.2% estimado y publicado recientemente por el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE). La diferencia de 1 punto porcentual entre el dato oficial y nuestro dato pronosticado refleja un logro muy aceptable del modelo macroeconómico de corto plazo de COPADES.  

La política macroeconómica de Nicaragua

La reducción de los activos internos netos del Banco Central de Nicaragua (BCN) se ha mantenido consecutivamente desde el año de 2019, por lo cual la política monetaria ha sido contractiva en los últimos tres años. Esta restricción monetaria ha sido posible por el aumento de los depósitos del Gobierno Central en el BCN, que están relacionados con los recursos de la cooperación internacional destinada al Sector Público No Financiero (SPNF); los reportos y los depósitos monetarios del sistema financiero, que son operaciones monetarias diarias  de absorción e inyección de liquidez, o crédito neto del BCN al sistema financiero; y el encaje sobre los depósitos en córdobas depositado por el sistema financiero en el BCN, que al cierre del año 2021 era igual a 19.8% del total de los depósitos en moneda nacional, por arriba de la tasa de encaje legal de 15% catorcenal. Por lo tanto, se puede concluir que en Nicaragua la tasa de inflación de 2021 no es un problema monetario, porque la política monetaria no ha sido expansiva ni laxa.

En el ámbito del presupuesto gubernamental, se observó una política fiscal contractiva en 2019, resultante de las alzas de tasas tributarias con la reforma de la Ley de Concertación Tributaria que tuvo un objetivo recaudatorio, a la par de un gasto público congelado en el bienio 2018-2019, que luego se transformó en una política fiscal expansiva desde 2021 con el financiamiento externo de un creciente gasto de inversión pública, aunque siempre complementado con la colocación de Bonos del Tesoro en el sistema bancario que no corresponde a una emisión de dinero. Por consiguiente, excepto en 2019, la política fiscal no ha generado una fuerte presión inflacionaria gracias al congelamiento del gasto público y a los desembolsos de préstamos multilaterales destinados al financiamiento de la inversión pública y al fortalecimiento de la posición de las reservas internacionales del país.

En conclusión, la política macroeconómica del país no exacerbó la tasa de inflación de los precios al consumidor de Nicaragua en 2021.

El gasto de consumo de las familias

Entre diciembre de 2017, el año de los máximos históricos de producción de Nicaragua, y diciembre de 2021, con la información estimada por el Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS) y publicada por el (BCN) podemos afirmar que los trabajadores activos que cotizaban la seguridad social vieron aumentar en 21.96% su salario nominal promedio mensual, un aumento alto porque muy probablemente la pérdida de puestos de trabajo se concentró entre las personas que devengaban salarios bajos. Con una tasa de inflación acumulada de 21.67% en el mismo período, el salario real promedio mensual, o el poder adquisitivo del salario, de las personas aseguradas en el INSS tuvo un levísimo incremento, imperceptible, de apenas 0.24% en ese período.

Siempre con base en los datos publicados por el BCN y en el mismo período arriba mencionado, el salario nominal promedio mensual del Gobierno Central, que contiene el 30% de las instituciones del Gobierno General y excluye al Ministerio de Defensa y al Ministerio de Gobernación, aumentó 13.0% y su poder adquisitivo se deterioró 7.19%, mientras que el salario nominal promedio mensual del empleo formal resultante de la encuesta del Ministerio del Trabajo, dirigida a empresas de más de 20 trabajadores y afiliadas a la seguridad social, se incrementó 3.23% y su poder adquisitivo cayó 13.96% entre diciembre de 2017 y noviembre de 2021 (el de diciembre aún no está disponible).

Podemos concluir que la política salarial no ha generado el aumento de la tasa de inflación de Nicaragua en 2021, porque el salario promedio mensual del empleo formal ha permanecido casi constante en los últimos cuatro años y, por lo tanto, no ha provocado un exceso de demanda de bienes y servicios de consumo.         

La pandemia del Covid-19

El Covid 19 se presentó en Nicaragua en marzo de 2020 y provocó el cierre de empresas, incluso la desaparición de microempresas y pequeñas empresas, y elevó el desempleo y el subempleo, pero la tasa de inflación fue baja debido a la caída estrepitosa de la demanda interna de bienes y servicios finales, tanto para el consumo como para la inversión, y el volumen de las exportaciones de bienes y servicios se desplomó. El producto interno bruto (PIB) real cayó y el volumen de las importaciones también caía en picada desde el año de 2018, debido a la crisis política de abril de ese año.

Por primera vez en la historia económica mundial, se pudo constatar la rápida recuperación de la producción de las economías avanzadas, emergentes y en desarrollo, en un año después del surgimiento de Covid-19, y se aceleró la tasa de inflación mundial en casi todos los países, excepto, por ejemplo, en Japón que tuvo una deflación o caída de precios de 0.2% en 2021. ¿Cuáles fueron las principales causas de la aceleración de los precios al consumidor? ¿Esas causas están relacionadas con el coronavirus?  

Se ha observado una escasa oferta mundial de bienes que chocó con una creciente demanda mundial de bienes, debido al cierre de empresas asiáticas, principalmente en China e India; los puertos principales del mundo se retrasaron por la cuarentena de buques anclados; y la escasez de contenedores, camiones y conductores para transportar la mercadería desde los puertos hasta las empresas, que obstaculizaron las rutas de tránsito. Las cadenas de suministro no pudieron responder a una demanda que crecía diariamente.

Todo eso no ocurre en Nicaragua, pero se manifiesta en el país a través de los aumentos de precios al productor y al consumidor de los países de economía avanzada, en nuestro caso, del principal socio comercial del país, Estados Unidos (EE.UU.). Un ejemplo ha sido la producción insuficiente de chips requeridos para la producción de automóviles, de tal manera que los vehículos usados se están vendiendo en EE.UU. a precios similares de los automóviles nuevos. Esto no ha sido provocado por una inflación de demanda, sino por una inflación de oferta, y a medida que los bienes escaseaban y el precio del servicio de transporte de carga subía, las empresas tuvieron que subir los precios al productor y al consumidor.

Cabe reiterar que la política monetaria actúa exclusivamente frente a una inflación de demanda, con alzas de la tasas de interés para encarecer los préstamos y disminuir el gasto, o sea, la demanda interna, el consumo y la inversión, y así se desacelera el crecimiento de los precios al consumidor.

Sin embargo, entre los precios internacionales que han subido bastante en 2021 sobresalen los de los combustibles y los de los alimentos. Nicaragua no produce petróleo, pero el precio del barril de crudo WTI aumento 52.5% acumulado anual, y esto provoca una inflación de costos, así como los precios internacionales de los alimentos que, según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), subieron 28.1%. En otras palabras, estas dos alzas de precios internacionales espolearon  el índice de precios al consumidor (IPC) de Nicaragua, o sea, la inflación importada contribuyó también a la aceleración de los precios al consumidor local. Podemos concluir que la pandemia del COVID-19 impactó a los precios al consumidor de Nicaragua. Aún con el supuesto de que el BCN pueda influir a la desaceleración de la tasa de inflación mediante el aumento de la tasa de interés de los reportos monetarios, cabe preguntarnos ¿Cuál es el exceso de demanda interna que se pretende eliminar? No existe exceso alguno, porque continúa deprimida. Esperemos que desaparezca el rebote o el “efecto base” del IPC o de la tasa de crecimiento del PIB Real. ¿Cuándo desaparecerá? No tenemos seguridad para decirlo, pero mi opinión es que la economía mundial podría normalizarse, incluyendo el control de la curva de contagio del Covid-19, en el segundo semestre del año en curso.





Vuelve el salario mínimo a la mesa de negociación

16 01 2022

Ya se conoce el dato oficial de 7.21% de la tasa de inflación de los precios al consumidor de Nicaragua en 2021, y la Comisión Nacional de Salario Mínimo, en la que participan representantes gubernamentales, líderes sindicales y dirigentes empresariales, se prepara para amortiguar el impacto de la pérdida de poder de compra de los trabajadores que devengan los más salarios más bajos en la escala salarial del país.

El Ministerio del Trabajo (MITRAB) parece tranquilizarse con la aprobación de un aumento anual del salario mínimo, tradicionalmente entregado en dos partes a los trabajadores, una en marzo y otra en septiembre, pero el problema consiste en que el salario mínimo sólo protege a 100,000 trabajadores en el sector formal de la economía, porque en este año, según el Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), el 45% de la población ocupada se encuentra en el subempleo, y entre los subempleados se encuentran personas que ganan menos del salario mínimo y personas que trabajan menos de 8 horas diarias.

¿Cómo impactó la inflación al salario mínimo promedio simple por la inflación en 2021? Antes de contestar la pregunta, cabe recordar que el último aumento del salario mínimo legal fue igual a 3%, aprobado en marzo de ese año, y fue entregado de una sola vez. Ese 3% obedece a la tasa de inflación de 2020, que, de acuerdo con el INIDE, alcanzó el nivel de 2.93%.

La ley del salario mínimo señala que en cada año, ejemplifiquemos con 2021, el ajuste anual se determina con la suma de la tasa de crecimiento económico y la tasa de inflación del año anterior, o sea, las registradas en 2020. Según el Banco Central de Nicaragua (BCN), el producto interno bruto (PIB) real del país disminuyó 2.0% en 2020, debido a la presencia del Covid-19 en el país desde marzo ese año.

Por consiguiente, si las tasas de crecimiento económico e inflación se hubieran sumado, la tasa de ajuste del salario mínimo hubiese sido apenas 0.93% (= – 2.0% + 2.93%), lo cual, lógicamente, fue desechado y el ajuste del salario mínimo se basó únicamente en el índice del costo de la vida, es decir, la tasa de inflación. El ajuste de 3% se aprobó en marzo de 2021.

A la fecha, aún se desconoce el dato oficial preliminar de la tasa de crecimiento económico. Recientemente el presidente del BCN, Ovidio Reyes, manifestó públicamente que la economía crecerá entre 7.5% y 9.5% en 2021, por lo que podemos hacer uso de la media aritmética de ese rango, 8.5%, para estimar en términos preliminares la tasa de ajuste del salario mínimo ,según su Ley.

La suma preliminar de la tasa de inflación y de la tasa de crecimiento económico de Nicaragua correspondiente al año de 2021 sería igual a 15.71% (= 7.21 + 8.5), un ajuste de dos dígitos porcentuales. Ambas tasas reflejan el “efecto base” o “rebote” del PIB real y del Índice de Precios al Consumidor (IPC) General, que es evidente al comparar un PIB creciente en 2021 con un PIB de 2020 que estaba caído por la presencia del Covid-19, y que se encontraba en recesión desde el tercer trimestre de 2018, mientras que el IPC General subía aceleradamente en 2021 por (i) los cuellos de botella en la cadena de suministro (de materias primas y productos finales), (ii) el incremento de 52.5% del precio del barril de petróleo WTI hasta US$76.99 y (iii) el aumento de 28.1% del índice de precios promedio anual de los alimentos, estimado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el nivel más elevado en los últimos diez años.

También cabe recordar que la inflación local no ha sido provocada por una política monetaria expansiva del BCN, sino que ha sido bastante contractiva, mientras que la política fiscal ha impulsado el crecimiento económico por la vía del gasto de inversión pública, que es financiado en gran parte por la cooperación internacional y, por lo tanto, no genera nuevas presiones inflacionarias, pero su principal impacto es una mayor apreciación del tipo de cambio del córdoba con sus ya conocidos efectos, tales como un mayor incentivo para producir bienes no transables (para el mercado interno) que bienes transables (exportables o importables), y la consecuente profundización del déficit comercial de la balanza de pagos.

Los niveles del crecimiento económico y de la tasa de inflación tenderán a normalizarse por (i) la desaparición del “efecto base” o “rebote”, (ii) la reducción de los cuellos de botella de la cadena de suministro global que están provocando una oferta escasa que choca con una demanda creciente, y (iii) la disminución de la presión de la inflación importada de las materias primas o commodities. Continúo aferrado a la opinión de que la actual presión inflacionaria, tanto mundial como local, es transitoria, y que en el caso de Nicaragua es una inflación de oferta y no de demanda, por lo que no puede ser reducida con los instrumentos del BCN. Probablemente en el segundo semestre de 2022 comencemos a observar la normalización de esas variables, debido a que sus niveles se estarían comparando con los niveles altos ya registrados en el segundo semestre de 2021, pero también se requiere la minimización de la curva de contagio global de las variantes del Covid-19.

Por esas razones, la aprobación de una tasa de ajuste del salario mínimo de dos dígitos porcentuales podría provocar la espiral precio-salario-precio y socavar la estabilidad macroeconómica del país: los ajustes salariales aumentarían los costos de producción, los empresarios trasladarían el mayor costo de producción a los precios al productor y a los precios al consumidor, los trabajadores observarían un rápido deterioro del salario real y aparecería de nuevo la presión de un nuevo ajuste salarial, y así sucesivamente. Habría que evitar esta situación.

Un segundo procedimiento para estimar el ajuste del salario mínimo es por la vía de la determinación del deterioro de su poder de compra, o de su poder adquisitivo, acumulado en el período diciembre 2020-diciembre 2021, que es igual a 4.03%; en otras palabras, el salario mínimo promedio simple real (sin inflación) cayó 4.03% en 2021. Por lo tanto, la tasa de ajuste del salario mínimo nominal promedio anual, que tenga como objetivo el restablecimiento de su poder de compra observado en diciembre de 2020, se determina con el recíproco de (1 – el deterioro del salario real), que es igual a 4.2% [= 1 / (1 – 0.0403)]. La tasa de ajuste del salario mínimo sería de un dígito porcentual, compatible con las características del escenario macroeconómico actual, que mantiene sobre todo la estabilidad del tipo de cambio y del IPC General, pero sería bastante discutido por el deterioro acumulado de 8.2% del salario real desde marzo de 2019, un mes después de la reforma de la Ley de Concertación Tributaria.   

Un tercer procedimiento, siempre tomando en cuenta situación del momento económico del país, es ajustar el salario mínimo nominal con la tasa de inflación subyacente acumulada en el período diciembre 2020-diciembre 2021. El IPC Subyacente (IPCS) excluye de la canasta de productos del IPC General los precios volátiles de los combustibles y los alimentos. La tasa de inflación acumulada en ese período antes mencionado es 5.5%, que en este caso sería igual a la tasa de ajuste del salario mínimo nominal, y es también de un dígito por lo que sería más apreciado que el ajuste de 4.2% correspondiente al segundo procedimiento. Tomando en cuenta la estructura de los costos de producción de las actividades económicas de Nicaragua contenida en la Matriz de Insumo-Producto (MIP) 2006 de Nicaragua , un ajuste salarial de 5.5% a todos los trabajadores provocaría un incremento de 1.5% en los precios de los productos finales de origen nacional y de origen importado.

Un parámetro de referencia para el ajuste del salario mínimo es el costo de la canasta de 53 productos de consumo básico. A diciembre de 2021, el costo de  la canasta de consumo básico fue C$16,255.38 (equivalente a US$450) y mostró una tasa de inflación de 11.9%; el salario mínimo tuvo una cobertura de 43.8% sobre el costo de la canasta en diciembre de 2021, inferior a la cobertura de 47.6% correspondiente a diciembre de 2020. Cabe agregar que la tasa de inflación acumulada de los 23 alimentos incluidos en la canasta de consumo básico fue 14.61% en 2021. Todos estos indicadores invitan al riesgo de la adopción de un ajuste salarial de dos dígitos.

La moderación salarial en estos momentos económicos evitará una mayor presión inflacionaria por la vía de los costos de producción. El salario mínimo no protege a todas las personas que son vulnerables y ayuda solamente a los que tienen los salarios más bajos, o sea, no es un instrumento para reducir la pobreza debido a la existencia de una alta tasa de subempleo, que es el principal problema estructural del mercado laboral de Nicaragua. Además, un salario mínimo alto provocaría la pérdida de beneficios y el pago del impuesto sobre la renta del trabajo.  

Los miembros de la Comisión Nacional de Salario Mínimo decidirán el nivel de la tasa de ajuste salarial teniendo en cuenta, muy probablemente, la estrategia y la política macroeconómica del Gobierno, cuyo beneficio es la estabilidad del tipo de cambio y de la tasa de inflación, pero el costo de dicho beneficio ya no es inflacionario.





Robusto crecimiento económico con alta inflación dificultará equilibrio de la oferta y la demanda

9 01 2022

El Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE) publicó el viernes 7 de enero de 2022 el reporte del índice de Precios al Consumidor (IPC) correspondiente a diciembre de 2021, con los siguientes resultados:

  • Tasa de inflación mensual de diciembre de 2021, 1.41%, la mayor registrada en el transcurso del año pasado por efecto del índice estacional de los precios al consumidor, superando sólo a la de noviembre que fue igual a 1.39%.
  • Tasa de inflación anual de 2021, equivalente a la tasa de inflación acumulada anual o a la interanual, 7.21%, el aumento más rápido desde 2014. En orden de importancia, los grupos de bienes y servicios con mayor presión inflacionaria anual fueron: transporte, 14.06%; alimentos y bebidas no alcohólicas, 10.34%; recreación y cultura, 9.70%; bebidas alcohólicas y tabaco, 6.12%; y alojamiento, agua, electricidad, gas y otros combustibles, 5.89%.
  • Tasa de inflación anual subyacente, que excluye los precios al consumidor de los alimentos y de los combustibles, subió de 5.00% en noviembre a 5.45% en diciembre.

La inflación se está convirtiendo en un problema real, pero continúo insistiendo en que es un problema transitorio. ¿Por qué? Hay varias razones económicas para demostrarlo, entre las cuales se destacan los  hechos de que la recuperación económica de Nicaragua se inició en 2021 gracias al estímulo fiscal del aumento de la inversión pública que salto de 9% del PIB en 2020 a 11% del PIB en 2021 y, por otro lado, a que el Banco Central de Nicaragua (BCN), con sus operaciones de mercado abierto, manejó una política monetaria contractiva, aunque expansiva en noviembre y diciembre por la mayor estacionalidad de la demanda de dinero.

Sin embargo, existen otras causas que han acelerado la tasa de inflación. Por ejemplo, los atrasos logísticos provocados por la reapertura de las economías y del comercio internacional en 2021, cuando el Covid-19 imponía cuellos de botella en la cadena de suministro de bienes intermedios y finales, la escasez de contenedores y los mayores costos de transporte terrestre y acuático. En 2021, la demanda de bienes de consumo y de inversión aumentó, pero la oferta era escasa.  La tasa de inflación , ya alta por el “efecto base” o “efecto rebote” debido a la baja presión inflacionaria de 2020 resultante de la presencia del Covid-19 en marzo de ese año, se aceleró por esas causas no económicas, sino por una pandemia.

La buena noticia del robusto crecimiento económico de Nicaragua observado en 2021, debido en parte al “efecto base” que nos obliga a interpretar bien la tasa de variación relativa del producto interno bruto (PIB) real, va acompañada de una mala noticia que es la tasa de desempleo.

De acuerdo con datos del INIDE, la tasa de desempleo abierto, en términos promedio trimestral como un porcentaje de la población económicamente activa (PEA), subió de 3.68% en 2017, año de máximos históricos de producción del país, a 5.45% en 2018, y continuó bajando a 5.42% en 2019, 4.95% en 2020 y 4.77% en los tres primeros trimestres de 2021. Cabe señalar que esas tasas de desempleo abierto  excluyen a las personas que trabajan al menos 1 hora diaria, o sea, se les clasifica como personas ocupadas.

No obstante la disminución del número de personas en desempleo abierto, el INIDE también publica la tasa de inactividad, que se estima con el porcentaje del número de  personas de 14 años y más que están inactivas con respecto a la población en edad de trabajar (de 14 años y más de edad). La tasa de inactividad subió de 26.50% en 2017 a 28.37% en 2018, y continuó subiendo a 28.95% en 2019, a 30.95% en 2020 y a 32,47% en los tres primeros trimestres de 2021.

La tasa de inactividad estimada por el INIDE se aproxima al dato resultante de la suma de la tasa de desempleo abierto y la tasa de desempleo equivalente relacionada con el subempleo que incluye a las personas que trabajan menos de 8 horas diarias tal como lo manda el Código del Trabajo, como un porcentaje de la PEA, y que estimo en los niveles de 29.6% en 2021 y 30.3% en 2022.

Cabe hacer una observación: con una tendencia creciente de la tasa de inactividad desde 26.5% en 2017 hasta 32.47% en los tres primeros trimestres de 2021, el logro de una tasa de crecimiento económico cercana al 9% en 2021 sería posible con un fuerte crecimiento de la productividad.   

En este año de 2022, los economistas, incluyendo a los colegas gubernamentales por sus declaraciones públicas, estamos previendo una desaceleración de la tasa de crecimiento de la economía y de la tasa de inflación de Nicaragua debido a un menor impulso, aunque positivo, de la política fiscal siempre a través del gasto de inversión pública, pero que depende en gran parte de la cooperación externa multilateral.

Espero que en 2022 veamos una menor presión inflacionaria a medida que se resuelvan los problemas que aún persisten en la cadena de suministro y que se mejoren los tiempos de entrega, es decir, que la oferta global (producción e importaciones) aumente y pueda enfrentar la demanda global creciente de bienes y servicios (consumo, inversión y exportaciones).

Por lo tanto, todavía en 2022 me mantendré entre los economistas que afirmamos la transitoriedad de una alta inflación de los precios al consumidor. La pandemia del Covid-19, con sus variantes, continúa dominando el escenario económico, pero con una menor letalidad, aunque aún no sabemos si Ómicron provocará más desempleo y subempleo. Esta es la parte difícil del pronóstico económico para 2022.