
Durante 2017, el año de los máximos históricos de producción de Nicaragua, y 2018, el año de la crisis política interna, la tasa de ajuste del salario mínimo nominal se aprobó con la suma de las tasas anuales de inflación anual y de crecimiento económico del año inmediato anterior, tal como lo establece la ley. El salario mínimo promedio mensual observó un ajuste nominal o en precios corrientes acumulado de 20.0% entre enero de 2017 y diciembre de 2018, y el salario mínimo real en precios constantes de 2006 se elevó 9.3%, ya que la tasa de inflación acumulada en ese período fue 9.8%.
En 2019, el año de la reforma procíclica de la Ley de Concertación Tributaria, que entró en vigor el 28 de febrero de ese año, el salario mínimo no recibió ningún ajuste porque su monto mensual permaneció congelado por actividad económica, el cual había sido fijado en septiembre de de 2018. La reducción del salario mínimo real o de su poder de compra acumulado en los 12 meses de 2019 fue igual a 5.8%, porque la tasa de inflación fue 6.1%.
A partir de 2020, el salario mínimo se indexó de facto sólo con la tasa de inflación anual del Índice de Precios al Consumidor (IPC) registrada en el año anterior. Entre enero de 2020 y diciembre de 2022, el salario mínimo tuvo un ajuste nominal acumulado de 13.0% y una caída de su poder aquisitivo de 8.2%, porque la tasa de inflación acumulada en ese período fue igual a 23.1%.
En resumen, entre enero de 2017 y diciembre de 2022, el salario mínimo mensual registró un ajuste nominal de 35.6% y un deterioro de su poder adquisitivo de 5.5%, porque la tasa de inflación acumulada en ese lapso alcanzó el nivel de 43.5%.
Siempre con base en datos del INIDE, otra forma de enfocar el deterioro del poder de compra del salario mínimo es que en 2017 con un salario mínimo promedio mensual de C$5,899.90 se adquiría el 45.8% del costo promedio mensual de la canasta de consumo básico que ascendía a C$12,872.61, mientras que en 2022 con un salario mínimo promedio mensual de C$7,531.22 se adquirió el 42.6% del costo promedio mensual de la canasta de consumo básico que sumaba C$17,714.91. En los últimos seis años, el salario mínimo había perdido 3.2 puntos porcentuales de su cobertura sobre la canasta de consumo básico.
El jueves 23 de febrero del año en curso, la Comisión Nacional del Salario Mínimo aprobó el ajuste de 10% de este precio del mercado laboral de Nicaragua, que entrará en vigor el 1 de marzo próximo.

Excluyendo el salario mínimo pagado en las empresas del régimen de zona franca, cuyo ajuste fue de 8.0% a partir del 1 de enero de este año, el salario mínimo promedio mensual de Nicaragua, ponderado por los montos correspondientes a cada una de las doce actividades económicas indicadas por el Ministerio del Trabajo (MITRAB), pasará de C$7,614.24 en este febrero a C$8,375.66 en el próximo marzo, lo que muestra un aumento de 10% equivalente a C$761.42.
Se estima que 200,000 personas devengan el salario mínimo en el sector formal de la economía, pero en 2022, según el Instituto Nicaragüense de Información de Desarrollo (INIDE), el 39.3% de las personas ocupadas se encontraba subempleada y, por otro lado, se prevé que la mitad del número de subempleados devenga un salario inferior al salario mínimo, lo cual es ilegal, y la otra mitad trabaja menos de 8 horas diarias.
¿Cuál sería la recuperación del poder adquisitivo del salario mínimo en 2023? Conocido el ajuste nominal del 10% del salario mínimo y tomando en cuenta nuestro pronóstico de la tasa de inflación anual del ïndice de Precios al Consumidor General (IPCG) para 2023, que es del orden de 5.9%, el salario mínimo real o el salario mínimo sin inflación, tendería a mejorarse 3.9% en diciembre de 2023 con respecto a su nivel registrado en diciembre de 2022.
Por supuesto que el pronóstico de la inflación y su impacto en el poder de compra del salario mínimo depende de que las variantes del Covid-19 no distorsionen las cadenas de suministros internacionales de productos intermedios y finales y provoquen escasez y alzas de precios al productor y al consumidor, como se observó en 2020 y 2021. También depende de que se pueda resolver el conflicto geopolítico-militar entre Rusia y Ucrania observado en febrero de 2022, ya que más guerra significará más inflación de precios internacionales del petróleo y de los alimentos.
En el año de 2023, es bastante probable que la economía nicaragüense tienda a crecer a un ritmo menor que la tasa de crecimiento del producto interno bruto (PIB) potencial debido a los riesgos externos, por lo cual la política salarial debe ser prudente y cautelosa para evitar una espiral precio-salario-precio y una mayor aceleración de la presión inflacionaria subyacente, que en enero recién pasado mostró el nivel anualizado de 9.21% y en los últimos seis meses se ha posicionado en el rango de [9.21%, 9.99%].
Cabe señalar que la política salarial actual se fundamenta en los siguientes principios: en el sector público, los salarios se ajustan anualmente con una tasa de 5%; las empresas privadas ajustan los salarios en función de sus capacidades financieras, excepto para los trabajadores de más bajos salarios que devengan el salario mínimo cuya tasa de ajuste es la tasa de inflación observada en el año inmediato anterior.
Sin embargo, el manejo exclusivo de la política salarial no garantiza por sí sola un mejor nivel de vida de la población, sino que debe acompañarse de políticas públicas para promover la productividad laboral y el crecimiento económico, reducir la inequidad en la distribución del ingreso y facilitar la competitividad empresarial. Es notable el mejoramiento y la ampliación de la infraestructura económica con la ejecución de proyectos de inversión pública en la red vial, la generación de energía eléctrica con recursos renovables, agua potable, alcantarillados y servicios portuarios, así como la inversión privada en la actividad de telecomunicaciones.
También cabe destacar que la política de estabilidad macroeconómica, más específicamente la estabilidad cambiaria, está asegurada por la política monetaria y la política fiscal, a pesar de que la presión inflacionaria no está impactada por una excesiva demanda interna sino por choques de inflación por el lado de la oferta de origen importado. La alta inflación de base amplia es un problema económico mundial.

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