Con datos de empleo y desempleo del mercado laboral de Nicaragua a diciembre de 2022

Hace varios meses afirmé que la tasa de inflación de Nicaragua no se aceleraba por excesos de demanda de bienes y servicios, porque la suma de los gastos reales de consumo de los hogares y de inversión fija (construcción y maquinaria y equipo) del sector privado estaba por debajo del nivel del producto interno bruto (PIB) real en los últimos cinco años correspondientes al período 2018-2022.
Entre julio y diciembre de 2022, la tasa de inflación interanual del índice de precios al consumidor (IPC) se había estacionado en el rango de dos dígitos de [11%, 12%], a pesar de que la tasa de referencia monetaria (TRM) del Banco Central de Nicaragua (BCN) se había duplicado el año pasado al pasar de 3.5% en marzo a 7.0% en diciembre.
En el mercado laboral local, prácticamente no ha existido una inflación salarial. Con cifras del Ministerio del Trabajo (MITRAB), a noviembre de 2022 se observó un aumento anualizado (o con respecto a noviembre de 2021) de apenas 1.31% del salario promedio mensual del empleo formal, mientras que la tasa de inflación interanual en noviembre había subido hasta 11.38% y, por lo tanto, el deterioro del poder adquisitivo de dicho salario fue igual a 9.03%.
Cabe agregar que desde enero de 2018 hasta noviembre de 2022, el salario nominal medio mensual del sector formal se incrementó 4.59% y, con una tasa de inflación acumulada de 33.62%, su poder adquisitivo se había reducido 21.73% y su cobertura sobre el costo de la canasta de 53 productos de consumo básico se había desplomado de 80.2% a 59.3%.
Con datos promedios anuales del Instituto Nicaragüense de Seguridad Social (INSS), no obstante el aumento de 30,021 hasta 787,569 del nivel de puestos de trabajo que cotizan la seguridad social en 2022, no se han restablecido 126,627 puestos de trabajo de un total de 199,731 puestos destruidos en el trienio 2018-2020. A diciembre de 2022, las actividades económicas más afectadas por la pérdida de empleo fueron, en orden de importancia, Comercio (68,790), Otros Servicios Comunales, Sociales y Personales (38,984), Financiero (12,660), Construcción (11,528) y Agropecuario, Silvicultura, Caza y Pesca (10,679).
Con datos del Instituto Nacional de Información de Desarrollo (INIDE), en diciembre de 2022 la tasa de inactividad económica (TI) afectó al 32.1% de las personas en edad de trabajar (PET), o sea, casi ⅓ de las personas de 14 años y más de edad se encontraban inactivos, que equivale a la oferta potencial de trabajo de una economía.
Cabe recordar que en ese mismo mes, los datos del INIDE indican que la tasa de desempleo abierto era 2.6% de la población económicamente activa (PEA), la cual está por debajo de la tasa de desempleo abierto en pleno empleo y que estimo en el nivel de 5%. Esa tasa de desempleo abierto de 2.6%, por su metodología de cálculo incorpora a las personas que no trabajan 7 horas diarias; en otras palabras, las personas que trabajan al menos 1 hora diaria se clasifican como personas ocupadas, de tal forma que la tasa neta de ocupación fue igual a 97.4% de la PEA.
Tampoco se observa una excesiva demanda de crédito en el mercado financiero nacional. En 2017, un año de máximos históricos de producción, el saldo del crédito al sector privado era igual a 40.3% del PIB, y en 2022 ha disminuido a un nivel muy cercano a 27% del PIB.
Con todos esos datos elaborados por instituciones públicas se puede demostrar que la alta y acelerada tasa de inflación de los precios al consumidor registrada en Nicaragua desde mayo de 2018 no ha sido impulsada por choques o excesos de demanda de bienes y servicios, sino por choques de oferta causados por el problema político interno en 2018, la reapertura de la economía después de haber sido controlada la curva de contagio de la pandemia del COVID-19 en 2021 y el conflicto geopolítico-militar entre Rusia y Ucrania en 2022, al elevarse los precios internacionales de las materias primas, principalmente las de la producción de los derivados del petróleo y de los alimentos.
La política monetaria sólo puede reducir la inflación provocada por los choques de demanda, es decir, por choques entre una creciente demanda y una escasa oferta de bienes y servicios finales. De por sí, la política monetaria ha sido contractiva, excepto en los tres meses en que se registran los más altos índices estacionales del medio circulante, como son marzo o abril y noviembre y diciembre. Por otro lado, la política fiscal también es contractiva, al haberse elevado la presión tributaria y congelado el gasto público desde 2019.
La tasa de interés a 1 día plazo del BCN asociada con el córdoba sin mantenimiento de valor y, además, teniendo en cuenta que el 92.7% del total de préstamos otorgado por el sistema financiero nacional es en dólares estadounidenses, no puede reducir la inflación del córdoba proveniente de los choques de oferta, o sea, los choques entre una oferta escasa y una demanda normal o incluso insuficiente de bienes y servicios finales. La TRM no puede disminuir los precios internacionales de las materias primas, como son los precios de los derivados del petróleo y de los insumos para la producción de alimentos.
Desde agosto de 2021, la tasa de inflación comenzó a acelerar y ha mantenido ese comportamiento durante 17 meses consecutivos hasta diciembre de 2022. Por eso, tengo el temor de que las expectativas inflacionarias de los consumidores y de los productores se han desanclado, porque la tasa de inflación que ha dejado de ser moderada (con un dígito) ha pasado a ser galopante (con dos dígitos) desde mayo de 2022. Sugiero al Presidente Daniel Ortega y a las autoridades económicas gubernamentales que comprueben si las expectativas inflacionarias “adaptables” de los agentes económicos, incluyendo a los del sector público, se han liberado y si se han incrustado en los costos de producción de todas las actividades económicas, porque si fuese así se haría más difícil reducir la presión inflacionaria.
También sugiero al INIDE que publique en su página web los precios mensuales de todos los productos que integran la canasta del IPC por lo menos desde 2017, con el propósito de analizar mejor las causas o los factores que aceleran la inflación. En el pasado el INIDE publicaba estos precios a través del BCN y cerró dicha publicación en julio de 2019.
La inflación ya es un verdadero problema y hay que evitar que se genere una espiral precio-salario-precio.
¿Dónde se está concentrando la inflación, en los bienes o en los servicios?
¿Se podrá moderar la inflación si disminuyeran algunas tasas de rentabilidad que se hayan elevado debido a la inflación de los precios internacionales de las materias primas, que están disminuyendo desde el cuarto trimestre de 2022?
¿Se podrá establecer un acuerdo empresarial-laboral en el que los sindicatos y trabajadores no solicitarían un elevado ajuste salarial si las empresas redujeran la tasa de ganancia para disminuir los precios, especialmente con aquellas empresas que tienen poder de fijación de precios?
¿Se podrá reducir la tasa de inflación de Nicaragua a su nivel natural que se ubica, según mis cálculos, en el rango de [4.0%, 4.5%]?
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